Oración al Espíritu
Santo
Espíritu Santo que pusiste en los corazones de los Magos de
Oriente el deseo de conocerte y de adorarte, infunde en nuestros corazones esos
mismos deseos para que no nos cansemos de buscarte y de querer amarte. Amén.
Del Evangelio Según
San Mateo
“Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey
Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: «¿Dónde
está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y
venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén
con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les
preguntó dónde tenia que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron: «En Belén de Judea…». Entonces Herodes
llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había
aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: «Id y averiguad
cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo
también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de
pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a
pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron
en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo
adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y
mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no
volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino”.
Preguntas para rezar
con el Evangelio
¿Qué representa la estrella que vieron los Magos y les llevó hasta Jesús?
¿No te parece que en el texto hay dos tipos de personas? ¿En qué se diferencian?
¿No te parece que en el texto hay dos tipos de personas? ¿En qué se diferencian?
¿Qué defecto te parece que tiene Herodes?
¿Qué les pasa a los sumos sacerdotes y escribas?
¿Qué les pasa a los sumos sacerdotes y escribas?
¿Nos dice algo a nosotros ahora esa imagen de los Magos adorando a Dios?
Abriendo sus cofres y ofreciendo sus tesoros al Niño Jesús... ¿qué le puedes ofrecer tú a Dios?
Abriendo sus cofres y ofreciendo sus tesoros al Niño Jesús... ¿qué le puedes ofrecer tú a Dios?
Preguntas para el
examen personal
¿Piensas que también tiene Dios pensado un plan para ti? ¿Le
pides que te lo muestre?
¿Piensas como Herodes que Dios es alguien que quita riqueza, alegría,
capacidad de gozar de la vida...?
¿Haces como los sumos sacerdotes y los escribas… sabes lo
que tienes que hacer para encontrarte con Dios, pero no lo haces por vergüenza,
por pereza…?
¿Quieres ser para otras personas: amigos, familiares, compañeros de clase... como esa estrella que lleva a encontrarse con Jesús?
¿Tienes a lo largo de la semana algún rato de adoración?
¿Tienes a lo largo de la semana algún rato de adoración?
¿Le ofreces a Dios lo mejor o dejas para Él lo que te sobra?
Texto para la
meditación.
De la Carta del Papa Francisco, Sobre el significado y el valor del Belén: “Cuando se acerca la
fiesta de la Epifanía, se colocan en el Nacimiento las tres figuras de los
Reyes Magos. Observando la estrella, aquellos sabios y ricos señores de Oriente
se habían puesto en camino hacia Belén para conocer a Jesús y ofrecerle dones:
oro, incienso y mirra. También estos regalos tienen un significado alegórico:
el oro honra la realeza de Jesús; el incienso su divinidad; la mirra su santa
humanidad que conocerá la muerte y la sepultura.
Contemplando esta escena en el belén, estamos llamados a
reflexionar sobre la responsabilidad que cada cristiano tiene de ser
evangelizador. Cada uno de nosotros se hace portador de la Buena Noticia con
los que encuentra, testimoniando con acciones concretas de misericordia la
alegría de haber encontrado a Jesús y su amor.
Los Magos enseñan que se puede comenzar desde muy lejos para
llegar a Cristo. Son hombres ricos, sabios extranjeros, sedientos de lo
infinito, que parten para un largo y peligroso viaje que los lleva hasta Belén
(cf. Mt 2,1-12). Una gran alegría los invade ante el Niño Rey. No se dejan
escandalizar por la pobreza del ambiente; no dudan en ponerse de rodillas y
adorarlo. Ante Él comprenden que Dios, igual que regula con soberana sabiduría
el curso de las estrellas, guía el curso de la historia, abajando a los
poderosos y exaltando a los humildes. Y ciertamente, llegados a su país, habrán
contado este encuentro sorprendente con el Mesías, inaugurando el viaje del
Evangelio entre las gentes.
Ante el belén, la mente va espontáneamente a cuando uno era
niño y se esperaba con impaciencia el tiempo para empezar a construirlo. Estos
recuerdos nos llevan a tomar nuevamente conciencia del gran don que se nos ha
dado al transmitirnos la fe; y al mismo tiempo nos hacen sentir el deber y la
alegría de transmitir a los hijos y a los nietos la misma experiencia. No es
importante cómo se prepara el pesebre, puede ser siempre igual o modificarse
cada año; lo que cuenta es que este hable a nuestra vida. En cualquier lugar y
de cualquier manera, el belén habla del amor de Dios, el Dios que se ha hecho
niño para decirnos lo cerca que está de todo ser humano, cualquiera que sea su
condición.
Queridos hermanos y hermanas: El belén forma parte del dulce
y exigente proceso de transmisión de la fe. Comenzando desde la infancia y
luego en cada etapa de la vida, nos educa a contemplar a Jesús, a sentir el
amor de Dios por nosotros, a sentir y creer que Dios está con nosotros y que
nosotros estamos con Él, todos hijos y hermanos gracias a aquel Niño Hijo de
Dios y de la Virgen María. Y a sentir que en esto está la felicidad. Que abramos
el corazón a esta gracia sencilla, dejemos que del asombro nazca una oración
humilde: nuestro “gracias” a Dios, que ha querido compartir todo con nosotros
para no dejarnos nunca solos”.
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